Hace muchos años que no me subo a una montaña rusa, creo que la última vez fue en Orlando y debe hacer más de 5 años de eso. Recuerdo la emoción de llegar a los parques y hacer algunas filas con esa sensación de anticipación que no puedo definir claramente porque es una mezcla extraña entre miedo y emoción sumado a la alegría de compartir ese momento con amigos que están sintiendo exactamente lo mismo. Enero 2014 fue exactamente igual, una real mezcla de cosas que aún me tienen sufriendo de estrés y con los hombros vueltos un muro de acero.
Inicié el 2014 tomando uno días de vacaciones, para descansar, sin planes y terminé haciendo de todo. Literalmente. Reorganizando la casa, reorganizando las finanzas, descansando, concretando proyectos de fotografía, aprovechando el tiempo para hacer todos los controles medicos y vacunas de mi papa, disfrutando el despertar más tarde, par de días de playa… igual viviendo algunos momentos de nervios en todos esos procesos y tratando de ver cómo hacer del 2014 un año menos complejo.
Enero ya termina con la cuenta en azul en muchos sentidos… cosas en vías de completarse, iniciado el año de trabajo con real energía renovada, ya inscrita en el conservatorio de actuación que tanto me gusta, con mi primera filmación del año ya completada (explorando cosas nuevas), con un negocito en compañia de dos buenas amigas y lista para recibir a febrero para entrarle con tó el pie.
La vida no es más que eso, cosas buenas y cosas no tan buenas, lo importante es disfrutar al máximo lo positivo y tratar de solucionar y aprender de las cosas negativas. Cada día tomarlo como una montaña rusa, con las emociones que conlleva y vivirlo con intensidad, a sabiendas de que en este parque no estamos solos, todos estamos en lo mismo. Sigo con mi cuello y mis hombros como un bloque de acero…aunque ya en vías de convertirse en un cojín de plumas de ganso. Hoy brindo por la vida…por mi vida…por mi montaña rusa que tanto disfruto, esta vez con un té de tilo…porque es lo que me pide el cuerpo. ¡Salud!