Ayer conversaba con Guada y José…luego de visitar el Parqueo Público del Conde para conocerlo a través de la persona que diseñó el Jardín vertical (bellísimo, por cierto), disfrutar un cafecito en La Cafetera, caminarnos El Conde para tomar fotos, buscar el mural oculto (por cables – algo terrible) de Domingo Liz y enamorarnos todos de un proyecto de apartamentos en La Zona, pues terminamos cenando y conversando un poco de los genes que heredamos y cómo perpetuar los buenos. Fue divertido. (Foto: RossQ.)
Y luego de contarles a ambos una historia interesante, decidimos hacer un proyecto: Un paquito! Jajajajajaja! Comenzamos de una vez a dar ideas del inicio y del final hasta que al despedirnos Guada comentó con mucha sabiduría: ¨las historias son muchas: la tuya, la de él, la real y la de los demás¨. Interesante porque esto me lleva a lo que venía pensando hace días para escribir en el Blog sobre cómo somos buenos y malos a la vez y que todo depende de cómo se mire la situación y de las intenciones con que se hacen las cosas. (Foto: RossQ.)
Todos tenemos esa voz interior que nos dice: haz esto! O haz aquello! Usualmente sabemos exactamente qué es lo que debemos hacer, pero en muchas ocasiones nos orientamos a lo que ¨queremos¨ hacer, cosa que no necesariamente es lo que conviene. Pero todos (sin excepción, puedo asegurar) hemos pasado por eso y por supuesto, vivido con las consecuencias que acarrea la decisión tomada. (Foto: RossQ.)
Wikipedia dice de la consciencia: ¨se define en general como el conocimiento que un ser tiene de sí mismo y de su entorno, pero también se refiere a la moral o bien a la recepción normal de los estímulos del interior y el exterior. Conciencia se refiere al saber de sí mismo, al conocimiento que el espíritu humano tiene de su propia existencia, estados o actos. Conciencia se aplica a lo ético, a los juicios sobre el bien y el mal de nuestras acciones¨. Eso me lleva a que lo importante es ser consciente de nuestros hechos y tratar de que las decisiones sean siempre las que tengan menos daños colaterales, para nosotros mismos y para los demás. (Foto: RossQ.)
No siempre lo logro…me refiero a cuidar a todos (incluyéndome) de los daños, colaterales de mis decisiones…pero definitivamente lo intento. Brindo por mis amigos, Guada y Jose, que me hicieron recordar una buena historia y dieron paso para que pudiera escribir estos parrafitos hoy, brindo por las personas conscientes (obviamente, en ese grupo no se encuentran los que cubrieron el mural de Liz), brindo también por las personas que hacen el intento de cuidar a los demás en los daños colaterales que pueden provocar sus decisiones…brindo con una cavita brut, porque en breve, es lo que estaré tomando. Salud! (Foto: RossQ.)
Desde mi punto de vista... 
Ay siiiii… Y sin importar el nivel de las personas A TOD@S NOS HABLA (la conciencia), Dios la puso en cada uno para que sepamos de ÉL. Pero somos como somos y «la sordera» tiene sus variados niveles en cada uno y como ÉL sabe más (que bueno que es así) creó entonces «las consecuencias» (jóOdanse!!! – esto último es mío no de Dios- jijiji).
SALUÚD!!!
El tema de la conciencia es un poco complicado, porque la conciencia se basa en el concepto del bien y del mal, que es un concepto aprendido, en vez de ser innato. De ahí que podamos, muchas veces, referirnos a alguien como inconciente, o bien, se puede hacer referencia a personas de buena conciencia. Si no se ha tenido una formación religiosa sólida (la mayoría de los conceptos del bien y el mal, ética, y valores proceden de alguna religión) es muy muy probable que nuestra conciencia sea un poco más flexible que la de personas que crecieron con una educación religiosa estricta. Claro está, que siempre podemos hacer caso omiso de la conciencia, aunque luego se tenga algún remordimiento o culpabilidad. Quien no tiene una conciencia bien formada no tendrá esos sentimientos, de hecho, esa vocecilla interna ni siquiera se escucha, salvo en situaciones extremas.